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Cine ruso en Buenos Aires

A falta del recordado cine ‘Cosmos’, donde hace unos años todavía se proyectaban exclusivamente películas soviéticas, hay dos ciclos del cine ruso en la capital argentina. Uno está organizado por la Embajada de la Federación Rusa, conjuntamente con el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, y el otro, por el Centro Universitario de Idiomas (CUI) y Rusia Hoy.
El primero es temático, ya que en su mayoría son películas de guerra, inspiradas en la lucha contra el nazismo. El segundo, además de exhibir películas, pretende enseñarle al público cómo están hechas. Así, las proyecciones se complementan con pequeñas charlas sobre la historia y las particularidades del cine ruso. Las películas que se presentan son ‘los clásicos de siempre’: desde el ‘Acorazado Potemkin’ hasta “Quemado por el sol”, una producción del 1994.
El primer ciclo se realizó en el Centro cultural “El Plata” del 16 a 31 de mayo, con tres funciones diarias. El segundo, en la sede principal del CUI, los días 4 y 18 de mayo, y 1 y 15 de junio. Ambos fueron de entrada libre.
“Nos criamos con estas películas”
El 16 de mayo, a la hora de la primera función, el remodelado cine ‘El Plata’ nos recibió con la reja todavía cerrada. A un lado esperaba un hombre joven, de aspecto nórdico y vestido con traje y corbata; después llegó otro, moreno, de pelo largo, barba y un morral artesanal. Entramos a preguntar qué es lo que pasaba. Parecía que la función se iba a suspender, pero al rato apareció el encargado del Gobierno Porteño, instaló un mesón de “Museos de Buenos Aires” y abrió la sala. Nada de discursos ni ceremonias. Simplemente se apagó la luz y la jornada de apertura comenzó con ‘La Guarnición Inmortal’, una tragedia heroica dedicada a los defensores de la ciudad de Brest y ambientada en la Rusia soviética de un lejano1941.
A la obra épica le siguió la ‘Balada del Soldado’, que hizo sollozar a las mujeres presentes. Y la tercera película fue el famoso documental de Mijaíl Romm, ‘El fascismo ordinario’. Todo en blanco y negro.
El joven de traje resultó ser uno de los funcionarios de la embajada rusa. Hablando con nosotros explicó que para un ruso todas estas películas tienen un significado muy especial: “No sé si existirá la ‘memoria genética’, pero gracias al cine y la literatura se logra transmitir de generación en generación el conocimiento sobre aquellos hechos y, por supuesto, el valor que contienen. Nos criamos con estas películas, y son parte del patrimonio cultural, que ahora queremos compartir con los argentinos”.
Por parte de los argentinos, Esteban, un joven profesor de inglés que asistió a las dos primeras películas de aquella jornada, expresó su opinión.
“No soy conocedor de los recursos que utiliza el cine, pero creo que la segunda, la ‘Balada del soldado’ está mucho más lograda. Realmente me gustó y me emocionó. Es interesante plantear el heroísmo, no en el combate, sino en el resto de la vida. O poder ver como el joven soldado se mueve en base a sus principios en cualquier situación, y no sólo en el frente. Desde el inicio la película da un giro: se plantea que será la historia de las hazañas de un soldado que murió fuera de su tierra y es recordado como un héroe… pero después lo observamos aprovechando un permiso para ver a su madre, aunque sea por un día, unos minutos al final. Me pareció excelente, es fuerte…En cuanto a la transmisión de valores, las dos películas que vi explotan sentidos diferentes, y creo que lo hacen muy bien. ¿Cómo me enteré de este ciclo? Por casualidad. Lo mencionó una amiga rusa. Es una pena, que haya venido tan poca gente. Creo que acá falta difusión”.
Porque nos interesa el cine
Mientras en el centro cultural ‘El Plata’ está previsto proyectar 24 películas, los organizadores de ‘Cuatro noches del cine ruso’, ciclo realizado el Centro Universitario de Idiomas conjuntamente con Rusia Hoy, han programado 4. Una por cada noche. Lucila Gassó, secretaria académica del CUI y entusiasta de la cultura rusa, explica las razones: “Creemos que no es suficiente llegar y poner una película. Hay que explicarle al espectador qué es lo que está viendo. Queríamos complementar el acercamiento artístico a la cultura rusa ofreciendo al espectador un marco teórico. Por ejemplo, que la función incluya la charla de algún profesional, que nos ayude a entender qué es lo que tiene de especial la película en cuestión. Que nos explique cosas, referentes al guión, a la figura del director, a la parte técnica. En otras palabras, cómo está hecha.”
Katerina Medvédeva, la organizadora por parte de Rusia Hoy, apoyó la idea y no dudó en dirigirse a la Universidad del Cine. Así fue como el proyecto ‘Cuatro noches de cine ruso’ pudo contar con expositores que accedieron a compartir sus conocimientos de manera desinteresada, se trata de Nicolás y Sebastián Carrera, cineastas y ganadores de diversos premios, que además se desempeñan una labor como docentes en la misma universidad.
El 18 de mayo Sebastián comentaba el clásico de Mijaíl Kalatózov ‘Vuelan las grullas’, analizando los elementos innovadores que había utilizado el director ruso en aquella ocasión. Los espectadores le escuchaban con mucha atención, entre ellos no solo había alumnos del ruso del CUI, sino también asistentes a otros cursos, egresados, profesores y gente de la calle.
Marta, una exalumna, se enteró del ciclo por un mail, enviado desde la secretaría académica, y no dudó en redirigirlo a sus amigas. “Estamos aquí, porque nos interesa el cine”, explica una de ellas haciendo énfasis.“Es una iniciativa muy valiosa, porque no se trata de cine comercial”, añade la otra.
Al despedirse, muchos se dicen “hasta la próxima!” Claro, todavía faltan noches de películas rusas en el CUI. Más cosas para conocer y entender. Un poco más de Rusia en Buenos Aires.

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